"No somos conscientes del enorme impacto del plástico en nuestra salud, la vida silvestre y el clima"
Así, cubierto de botellas plásticas, amaneció a mediados de junio de este año el lago Atitlán. Muchos nos espantamos, nos alarmamos, nos movilizamos para sacar la basura de las orillas del lago. Pusimos comentarios en Facebook y en X, vimos videos en Tik-Tok, y hasta buscamos soluciones en Instagram..., pero seguimos usando y botando las botellas plásticas sin pensar en más. Y así lo hacemos millones de personas y el impacto es colosal. A nivel mundial, las empresas tienen la capacidad de producir 20.000 botellas PET cada segundo. Esto significa que, desde que empezaste a leer esta historia, ya se han producido y consumido más de tres millones de botellas. Cada hora en el mundo, tiramos más de 2,5 millones de botellas de plástico (2.000 millones de botellas de plástico al año.
El impacto es tan brutal que estamos empeñando nuestro futuro y el de nuestros hijos. El cambio de botellas de vidrio rellenables a recipientes de un solo uso en los años 80 alteró nuestros patrones de consumo. A las empresas les resulta, más barato producir botellas de plástico que comprar las de vidrio, y más barato que transportar las de vidrio. Además, las empresas no tiene que recoger las botellas usadas para lavarlas y volverlas a usar. Las empresas ahorran y ganan.
También ahorran y ganan con las bolsitas de champú, los ‘cartones’ de leche, jugo y salsas, y hasta las toallitas húmedas. Para no mencionar los pañales desechables, los estuches de cuchillas de afeitar, los guantes plásticos, las toallas higiénicas, las mascarillas. Con estas prácticas las empresas son más competitivas, ahorran y ganan con todo.
Por nuestra parte, los consumidores sentimos que supuestamente es más cómodo botar la botella plástica en cualquier lado que devolver una botella de vidrio a la tienda para que la empresa la reutilice. Más fácil botar el pañal de plástico que lavar el de tela ¿Gana gana?
¿Quién es responsable?
Veamos. Las empresas trasladan el costo de la disposición final de sus productos a los vecinos y su entorno. Gana la empresa.
Los vecinos terminamos con vertederos saturados, con productos nocivos para la salud que contaminan las aguas y afectan la vida silvestre. Perdemos los vecinos.
Y lo mismo pasa a nivel mundial cuando se discute la urgencia de reducir drásticamente la producción de plásticos, la ganancia manda. Este 1ero de diciembre 2024, fracasaron las negociaciones internacionales en Korea para frenar la contaminación por plásticos porque los países productores de petróleo, entre ellos Arabia Saudí y Rusia, bloquearon los recortes de producción y otros objetivos ambiciosos.
Más de 100 países apoyan reducir la producción de plásticos, y docenas de ellos apoyan eliminar progresivamente algunas sustancias químicas nocivas y productos plásticos innecesarios. No está clara la posición de los dos mayores productores mundiales de plásticos, China y Estados Unidos. Es claro que la ganancia manda.
La escala de la industria
Los plásticos de un solo uso representan más del 50% de lo que se produce anualmente. El 40% del plástico que se fábrica es para envases que se desechan tras un solo uso.
Anteriormente todo venía en bolsas de papel, cajas de cartón, recipientes de latón o de vidrio, en hojas de bijao (maxán) o de plátano. Hoy un alud de juguetes, adornos, flotadores, sombrillas, cubiertos, pajillas, y objetos sin fin, al igual que las frutas, verduras y la comida en general, viene en bolsas, botellas y bandejas plásticas. Y con frecuencia al comprar todo eso, que ya viene empacado en plástico, nos enciman una bolsa de un sólo uso.
Algunos negocios han reaccionado promoviendo bolsas biodegradables, pero estas se fabrican con combustibles fósiles, crean microplásticos y contaminan otros flujos de reciclaje de plásticos. Sin embargo, nos ofrecen una falsa sensación de sostenibilidad y las empresas mejoran su imagen “lavando verde.”
De igual manera, muchos negocios promueven las bolsas reutilizables (con su logo, claro) para sustituir las bolsas desechables y terminamos con tantas bolsas reutilizables que no sabemos que hacer con ellas. Y su disposición final es igualmente problemática.
Ante esto quedamos aturdidos
Y es que la interacción de las acciones humanas y el entorno natural es compleja. La dificultad para entender la problemática socioambiental azota tanto al vecino de la esquina como a los políticos profesionales, a buena parte del empresariado e incluso a la academia.
Y cuando la comunidad enfrenta el problema, muchos quedamos petrificados. En 2016, el alcalde Mauricio Méndez de San Pedro La Laguna, obtuvo el consenso de la población y la aprobación municipal para prohibir la venta y distribución de bolsas de plástico desechables, pajillas y envases de poliestireno expandido. La respuesta de la gremial de plásticos fue una demanda que alegaba que esa medida iba en contra de la libre empresa. La ganancia vs. el bien común. El negocio vs. nuestra salud.
La esperanza es que al entender el impacto del plástico en nuestras vidas cambiaremos nuestros hábitos y preferencias, nos uniremos y actuaremos como el pueblo de San Pedro para proteger nuestro entorno y nuestra salud. Veamos.
El impacto en la salud
La contaminación por plásticos tiene graves consecuencias para la salud. Al comer pescado, mejillones, almejas, ostiones o pulpos, ingerimos microplásticos y nos exponemos a sus aditivos químicos. En particular, el bisfenol A (BPA), que se añade para hacer el plástico duro y transparente, afecta el desarrollo del bebé durante el embarazo y la lactancia. Además se relaciona con trastornos neurológicos, enfermedades cardiovasculares, alteraciones del sistema inmunológico, cáncer y disminución en la producción de esperma. El bisfenol se detecto en el 95% de personas examinadas en los Estados Unidos.
Sin embargo, día a día bebemos de botellas y comemos de recipientes plásticos que se descomponen en microplásticos y contribuyen a que tengamos en la sangre microplásticos equivalentes en peso a una tarjeta de crédito.
Impacto global
Nuestra salud depende de la salud de nuestro entorno. La producción de plástico contribuye a la crisis climática por ser uno de los procesos de fabricación más intensivos en energía del mundo. Este material se fabrica a partir del petróleo que se transforma mediante calor y diversos aditivos en un polímero.
La disposición final del plástico en vertederos genera microplásticos y sustancias tóxicas que contaminan las fuentes de agua. Los residuos plásticos que llegan al mar se degradan por efecto del sol, las corrientes y la vida marina liberando microplásticos. A consecuencia de todo ello, la fauna y la flora marinas están cada vez más amenazadas. 100 mil tortugas y mamíferos marinos y un millón de aves marinas mueren anualmente por la contaminación del plástico en los mares.
La magnitud del plástico que termina en el mar se ve en los "vórtices de basura" o las "islas de microplástico" que ocupan 1,6 millones de kilómetros cuadrados (del tamaño de México, 18 veces el tamaño de Guatemala). Además, un 70 por ciento de los desechos plásticos marinos acaba en el fondo del océano.
A esto se le suma el que el transporte de botellas de plástico tiene un impacto significativo en medio ambiente. Y de paso, la energía necesaria para producir agua embotellada es mucho mayor que la necesaria para producir agua del grifo.
El resultado de esta "conveniencia" es que hemos creado un entorno tóxico que afecta nuestra salud y la de todos los seres vivos. Sin embargo, podemos actuar sin esperar a que los tratados internacionales reduzcan o eliminen la amenaza de los microplásticos. Hay alternativas sostenibles que podemos adoptar para tener un futuro mejor.
¿Por donde comenzamos?
Los abuelos usaban cantimploras de calabaza, llevaban el canasto al mercado, envolvían la comida en hojas de maxán (bijao), de mazorca o de plátano, usaban el jabón de coche (legía con grasa). Usaban productos naturales como el jabón de oche (con ceniza de leña y cal y grasa animal) para la higiene personal y alcohol, agua, limón, vinagre de vino blanco y gotitas de aceite vegetal para para limpiar la casa. Compraban en tiendas cercanas productos "cero kilómetro" (localmente producidos), sin evases plásticos, y reutilizaban cintas, cordeles, papel de regalo, trozos de tela que tenían a mano guardados para las eventualidades de la casa. Y con esos cuidados de las casa mantenían la calidad de su entorno y de sus vidas.
Hoy podemos sustituir los plásticos de un solo uso cambiando nuestros hábitos. Por ejemplo:
Llevemos siempre una bolsa de tela para evitar la bolsa de plástico.
Llevemos también nuestro pachón (cantimplora) para rellenarlo sin necesidad de comprar botellas de plástico.
Elijamos siempre productos sin plástico y evitemos las bandejas de duroport (poliestireno) y otros envoltorios plásticos. Compremos en el mercado municipal o en el comercio local.
Llevemos bolsitas para la fruta y otras verduras que tengamos que pesar.
Rechacemos las pajillas, no son necesarias. Y si llegamos a necesitarlas, hay alternativas reutilizables. Hasta la de plástico lavar y reusar.
Antes que comprar bebidas en botellas de plásticos, bricks o latas, optemos por las de vidrio. Hagamos nuestros propios jugos, limonada, té helado…
Optemos por alimentos frescos y enteros. Son mejores las frutas y verduras frescas en su estado natural.
Compremos productos a granel.
Utilicemos vajillas reutilizables, esta es la mejor alternativa, aunque también podemos usar platos de cartón que son más respetuosas con el medio ambiente que las plásticas.
Dejemos de usar la envoltura plástica o el papel de aluminio. Utilicemos tuppers, que podemos reutilizar una y otra vez, y si son de vidrio, mejor (menos microplásticos).
Evitemos el calor. No pongamos recipientes de plástico en el microondas o en el lavavajillas, porque el calor permite que el bisfenol A se filtre en los alimentos.
Usemos recipientes de vidrio, porcelana o acero inoxidable para alimentos y líquidos calientes en lugar de recipientes de plásticos.
Y para ser más efectivos, apoyando a las mujeres recicladoras de Atitlán Recicla, y uniéndonos con vecinos para compartir lo aprendido, los valores y los planes para tener un mejor futuro. También podeos unirnos a la economía circular del vidrio promovida en Guatemala y Centroamérica por VICAL.
Y finalmente, una pequeña encuesta
¿Usted evita comprar botellas y recipientes plásticos?
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0%Nunca
Alberto Rivera
Algunas referencias adicionales: https://www-biopak-com.translate.goog/au/resources/biodegradable-plastic-problems?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=rq
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