Parecería improbable que una institución del estado diseñara un puente a sabiendas de que amenaza la seguridad pública, la vida y los bienes de vecinos y visitantes en la cuenca del Lago Atitlán, pero así es.
Como en años anteriores, en la carretera de Sololá a Panajachel, las aguas crecidas del río de la Catarata se desbordan por encima del puente debido al muro que obstruye su paso debajo del puente. Si, aunque parezca increíble, debajo del puente existe un muro que impide el libre paso del agua del río. En consecuencia, durante las crecidas, las aguas desviadas sobre la carretera impiden el tráfico de vehículos y llevan a algunos conductores a poner en riesgo su vida y la de los pasajeros para avanzar por la vía.
De otra parte, las aguas que corren por la carretera se desbordan por lugares no protegidos y generan daños importantes a su paso. En esta ocasión, aguas abajo, han derribado grandes árboles, destruido puentes, azolvado el cauce del río y generado inundaciones y daños a cultivos, lo mismo que a áreas residenciales y comerciales.
Además, como recientemente lo comprobó CONRED, las aguas desbordadas han debilitado la infraestructura de la carretera y, de no tomarse medidas, no habrá paso por esta vía. Como es obvio, intervenir a tiempo puede evitar los altos costos de reconstrucción de la carretera y las pérdidas económicas de los pobladores de la cuenca de Atitlán.
Desde hace años, los vecinos, las organizaciones gremiales, los bomberos voluntarios, los alcaldes y la misma CONRED, por medio del Gobernador de Sololá, le han solicitado al Ministerio de Comunicaciones realizar las evaluaciones necesarias, hacer las obras apropiadas para ampliar la capacidad de drenaje del puente retirando el muro que lo obstruye, construir muros de contención y cunetas a lo largo de la ruta, y adicionalmente, señalizar la zona de derrumbes para evitar que los automovilistas realicen paradas en el lugar.
Sin embargo, hasta ahora la única respuesta de las autoridades ha sido la de habilitar de nuevo algo diseñado de manera improvisada, sin diseño técnico ni ejecución cuidadosa. Así se oculta bajo la carretera, la responsabilidad de funcionarios que tiene la obligación de diseñar y mantener bienes públicos seguros y confiables, pero que construyen cualquier cosa por salir del paso y sin medir las consecuencias.
Como se puede apreciar en la gráfica, para ampliar el puente original se le construyó un muro con un pequeño tubo para el desagüe. Así se redujo en más de un 90% el paso del agua. Pretender que el agua de una creciente del río pase por ese tubo es como intentar que un bus lleno de pasajeros cruce por una pasarela (o ¿que un camello pase por el ojo de una aguja?). El resultado es más que predecible: un desastre.
¿Quién es responsable de semejante desatino? ¿Quién aprobó semejante obra? Mientras se esclarece este "misterio", lo que importa es que COVIAL haga el trabajo que permita que el agua corra debajo del puente, no por encima de él.
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