¿A dónde vamos con nuestra ignorancia?
En una nota reciente Marvin Romero, que ha estudiado y es apasionado por el lago Atitlán, señala algo de mucha importancia para el futuro de Atitlán: la necesidad de “un plan integral de manejo del territorio que oriente las acciones de todos los actores de la cuenca, que defina las estrategias, las políticas, los programas, los proyectos y las acciones en todas las dimensiones, un plan construido desde las bases, desde las comunidades, con la participación de todos, con el apoyo irrestricto de la ciencia y de los técnicos que de verdad conocen, un plan basado en la honestidad y la integridad de quienes tienen que darle sustento y ejecutarlo.”
Sobra decir que los términos de referencia del plan maestro para el manejo integral de las aguas de la cuenca del Lago debe llenar esos criterios. En ese plan deben estar los lineamientos claves para eliminar la entrada de nutrientes al lago con proyectos y acciones encaminadas a la conservación de suelos y el manejo apropiado de agroquímicos fertilizantes orgánicos; el tratamiento de los residuos y desechos sólidos; y el tratamiento de las aguas residuales.
Sobre esto último, Marvin sugiere que basado en que pudo “conocer de cerca el trabajo que los suizos realizan para proteger el lago Ginebra o lago Lemán”, la solución para detener el deterioro de la calidad del agua de Atitlán está en plantas de tratamiento. Agrega Marvin que las plantas de tratamiento instaladas allá “después de tratar el agua residual someten al agua depurada a un proceso riguroso de desinfección para eliminar patógenos y parásitos, y luego la descargan al lago, así como lo leen, la descargan al lago una vez tratada y desinfectada, no la exportan; la desinfección permite proteger eficientemente la salud de los usuarios del lago.”
Marvin afirma que los suizos “han entendido de manera muy precisa la capacidad de resiliencia del lago y la usan a su favor, todo es ciencia y de la buena”, por tanto deberíamos entender que ésta es la solución. Sin embargo, la ciencia suiza señala problemas en esta solución.
Estudios de la universidad de Ginebra, entre otros, han detectado al menos 58 fármacos, disruptores endocrinos, inhibidores de corrosion, biocidas y pesticidas en la planta de tratamiento de la ciudad de Lausana y en la bahía Vidy. El 40% de estos compuestos se detectaron en agua potable sin tratamiento bombeada a 3 kms de la planta. E igualmente preocupante es que “el proceso riguroso de desinfección” registra “altos niveles de indicadores de bacterias fecales, incluyendo Eschericia coli y Enterococcus sp.“ en la bahía. El estudio señala que la presencia de patógenos “puede aumentar los riesgos de salud en poblaciones sensibles durante actividades de recreación”.
Estos son resultados de una planta con costo de 315 millones de euros para tratar 240.000 m cúbicos por día. Además, esta es una de varias plantas alrededor del lago Lemán. Sin embargo, si se extrapola esta solución al lago Atitlán, manjando todo el volumen proyectado de aguas residuales para el año 2045 calculado en 90.000 m cúbicos, se tendría un costo de 135 millones de euros, 154 millones de dólares.
Pero para “aclimatar” estos costos a tecnologías ya utilizadas en el lago Atitlán con los costos de la planta de tratamiento de Los Cebollales en Panajachel, y proyectándolos para manejar el volumen de población urbana esparado para el año 2045 (unos 725 mil), se tendría un costo de 132 millones de dólares, 22 millones menos que con la tecnología suiza.
De cualquier forma que se vea, es evidente que el tratamiento de todas las aguas residuales de la cuenca tiene un costo elevado con plantas de tratamiento convencionales. Pero, aunque usáramos la tecnología suiza, tendríamos el problema de la contaminación de las aguas, no solo con compuestos químicos y bacterias, sino que estaríamos aportando fósforo y nitrógeno al lago y así aumentando su degradación.
No obstante, eso no es todo. Hay que agregar el costo de mantenimiento y operación de las plantas. Este costo tiene agobiada a la municipalidad de Panjachel y todos los alcaldes están conscientes de que se volvería un problema genérico para todas las municipaliades que tuvieran su propia planta de tratamiento. Además, quienes conocen las plantas de tratamiento de Guatemala y Centro América, saben que esto no es viable de entrada.
De hecho, la Dra Eliska Rejmankova, profesora de la Universidad de California, quien ha investigado las aguas del lago Atitlán desde el primer florecimiento en el 2009 comenta “yo no considero el lago Ginebra como un gran éxito. Puede que se esté recuperando lentamente de la eutrofia debido a una mejor (y muy cara) remoción de fósforo, pero aparentemente persisten los problemas con la contaminación fecal (el trabajo de Haller), y con todos los fármacos que eventualmente tratarán ya sea con ozonización o carbón activado. Stewart [Oakley, profesor de la misma universidad e ingeniero ambiental con 30 años de experiencia en plantas de tratamiento en América Latina] debe comentar al respecto, pero pienso que ambas tecnologías son caras y requieren de mantenimiento adecuado. Si recuerdo correctamente, la nueva planta de tratamiento de Pana se diseño para tratar el fósforo con FeCl3, pero funcionó tan sólo brevemente”.
Ante esto, vale la pena contemplar alternativas, en este caso, un drenaje general que recoja las aguas servidas de las poblaciones y las transvase fuera de la cuenca, lagunas de oxidación, terrenos, generación de energía y una planta de tratamiento. Las cifras que siguen son un estimado grueso y pueden ser refinadas.
Para comparar estos datos es importante tener en cuenta que los costos de operación y mantenimiento de esta alternativa son significativamente menores que los de las plantas de tratamiento convencionales, especialmente porque como es un sistema integral, el sistema genera la energía eléctrica requerida, lo que reduce de manera importante el costo de operación. Lo que se tiene estimamdo es que incluyendo la compra de terrenos, la tubería subacúatica, las lagunas de oxidación, las plantas generadoras de electricidad, tendría un costo de 89.4 millones de dólares.
Lo que resulta evidente es que con 2/3 del costo de las plantas de tratamiento, se eliminan los problemas de contaminación del agua del lago, se reduce la carga que tienen que pagar las municipaliades por el tratamiento de aguas y no se juega con la capacidad de resilencia que pueda tener el lago.
Podría pensarse que hay incertidumbre respecto a la tendencia pronunciada en el deterioro de la calidad del agua del lago, que hay resilencia y que el lago se recuperará por si solo. Sin embargo, los datos concretos que hoy se tienen (en los que se apoya la ciencia) claramente indican que con el ingreso de 90 mil metros diarios de aguas negras no tendríamos un Atitlán Azul, sino una sopa de espinaca.
Yo prefiero un Atitlán Azul.
Alberto Rivera
Referencias
Occurrence and fate of micropollutants in the Vidy Bay of Lake Geneva, Switzerland. Part II: Micropollutant removal between wastewater and raw drinking water. Environmental Toxicology and Chemistry 29(8):1658-68 · August 2010 https://www.researchgate.net/publication/46160028_Occurrence_and_fate_of_micropollutants_in_the_Vidy_Bay_of_Lake_Geneva_Switzerland_Part_II_Micropollutant_removal_between_wastewater_and_raw_drinking_water
Distribution and survival of faecal indicator bacteria in the sediments of the Bay of Vidy, Lake Geneva, Switzerland Elsevier. https://www.journals.elsevier.com/ecological-indicators
Accumulation of Clinically Relevant Antibiotic-Resistance Genes, Bacterial Load, and Metals in Freshwater Lake Sediments in Central Europe. https://pubs.acs.org/journal/esthag
Lausanne-Vidy Wastewater Treatment Plant, Switzerland / New WWTP, en BG https://www.bg-21.com/en/projects/lausanne-vidy-wastewater-treatment-plant-switzerland-new-wwtp
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